La paradoja de la productividad frente a la creatividad. 2
By Carmen Seijas
Hace unos siete u ocho años, un amigo me entrevistó para una revista. Nos reunimos en mi casa para tomar un té y charlar durante tres o cuatro horas mientras grababan nuestra conversación.
No sé con qué paciencia divina logró darle sentido a mi divagación de tres horas, decidió encabezar la entrevista con esta cita icónica de Walt Whitman. Meses después, cuando leí la entrevista, me di cuenta de lo mucho que me conocía, porque nunca me había sentido tan vista en pocas palabras.
Supongo que ese fue uno de los momentos en los que decidí empezar a sentirme cómoda en mi mente volátil y cambiante, permitirme transformarme, aprender y cambiar de opinión.
También tiene sentido en mi camino para comprender la creatividad que siempre quise ser un hippie, pero terminé siendo un adicto al trabajo de forma muy intrascendente.
Víctima de mí mismo, me gusta llamarlo.
Entre todo esto, cuando comencé a comprender que algo no funcionaba en mi forma de ver mi existencia y, bueno, existir en general, me dediqué a buscar fórmulas mágicas para solucionar mis problemas, opciones que pudieran ofrecerme todo lo que necesitaba. reclamado aquí y ahora.
En internet podemos encontrar infinidad de reflexiones sobre la relación entre creatividad y productividad; textos que nos hablan de su incompatibilidad y otros que nos dan trucos para hacerlos compatibles, ideas sobre la importancia de expresar nuestra creatividad, o artículos que nos dicen lo importante que es explotar nuestra creatividad para ser más productivos.
Parece que el ser humano está realmente centrado en sacarle el máximo partido a la vida hasta la última gota.
En esta prisa por conseguirlo todo, olvidamos cuál es el mensaje más poderoso que tiene la creatividad para nosotros, y es que tiene la capacidad de ser una ventana a lo más básico de la existencia humana, un recuerdo de una vida fuera de los sistemas, el dinero. , adicciones , fama,... nos recuerda que somos un canal, que cuando dejamos que esa fuerza nos atraviese y creamos, nos sentimos parte del todo. Soltamos nuestro yo productor, y eso hace que nuestra identificación con ese yo se diluya un poco.
La paradoja de la productividad dentro de la creatividad es que se activa, contra viento y marea, cuando dejamos de lado la necesidad de producir. El ejemplo más básico que cualquier humano ha experimentado es cuando tomamos un descanso y enfocamos nuestra atención en otras actividades, una vez que regresamos a nuestro trabajo la mente es más ágil y las ideas fluyen con facilidad.
Pero esta productividad natural no dura para siempre y es en parte el resultado del momento en que tanto nuestro cuerpo como nuestra mente están descansados. La verdad es que no existe ningún truco de magia para hacerlo todo en 2 segundos y a la perfección. Lo único que podemos esperar es ser conscientes de nuestras expectativas y tratar de traer un poco de respeto por nosotros mismos.
La creatividad necesita espacios en los que expandirse y sentirse libre, explotarla solo nos lleva a bloquearnos, estar atentos a nuestras emociones nos ayuda a identificar cuándo estamos llegando a un límite de saturación para detenerlo antes de que sea demasiado tarde. Tómese un tiempo, enfoque nuestra atención en otras cosas y libere la tensión de lo que estamos haciendo.
En este caso, como en muchos otros, la única verdad es que el autoconocimiento es poder, cuanto más nos conozcamos a nosotros mismos, más fácil será todo, si sabemos qué situaciones o cosas nos activan, cuáles nos desmotivan, qué herramientas ayudan. conectarnos o qué podemos hacer en situaciones de saturación para volvernos a nuestro centro, sabremos darnos lo que necesitamos.
Lo más importante es responder a nuestra voz interior y no a las expectativas que los demás tienen de nosotros, es nuestro camino y nuestras son las consecuencias, para bien o para mal, solo nosotros tenemos las respuestas.
Todo esto es muy fácil de olvidar, pero recordar es parte del juego. Y sé que no seré el único que, al vernos inmersos en el caos en el que vivimos desde hace casi tres años, se da cuenta de que ha llegado el momento de permitirnos ser lo más multidimensional posible, de dejar atrás todo el etiquetas y filtros del yo soy al que estuvimos vinculados en el pasado y que necesitábamos para sostener nuestra persona, para empezar a Ser sólo por el placer de Ser y existir, y así dejar que el resto de las cosas que nos suceden sean sólo consecuencias lógicas de nuestra existencia.
***English***
Hace unos siete u ocho años, una amiga me entrevistó para una revista, quedamos en mi casa y nos sentamos a tomar té y charlar durante tres o cuatro horas mientras se grababa nuestra conversación. No sé con que paciencia divina ella consiguió sacar algo más o menos escueto de mi verborrea de tres horas y decidió encabezar la entrevista con esta icónica frase de Walt Whitman. Meses después, cuando la leí, me di cuenta de lo mucho que realmente me conocía, porque nunca me había sentido tan bien resumida en tan pocas palabras.
Imagino que ese fue uno de los momentos en los que decidí empezar a sentirme a gusto en mi mente volátil y cambiante, dejarme cambiar de opinión y permitirme aprender.
También le da a mi búsqueda de entendimiento de la creatividad ya que siempre haya querido ser un sentido hippie pero muy inconsecuentemente haya terminado siendo una adicta al trabajo.
Víctima de mí misma, me gusta llamarlo.
Entre todo esto, cuando empecé a entender que algo no funcionaba en mi manera de ver mi existencia y de, bueno, existir en general, me dediqué bastante a buscar formulas mágicas para solucionar mis problemas, opciones que me pudiesen ofrecer todo lo que reclamaba aquí y ahora.
En internet podemos encontrar infinidad de reflexiones sobre la relación de creatividad y productividad; textos que nos hablan de su incompatibilidad y otros que nos dan trucos para hacerlas compatibles, observaciones sobre la importancia de exprimir nuestra creatividad, o artículos que nos hablan de como potenciarla para ser mas productivas.
Parece que el ser humano realmente tiene ganas de sacarle jugo a la vida hasta la ultima gota.
Con esta prisa por conseguirlo todo, nos olvidamos lo que realmente nos recuerda la creatividad, y es que tiene la capacidad de ser una ventana con vistas a lo más básico de la existencia humana, un recuerdo de una vida fuera de sistemas, dinero, adicciones , fama,… nos recuerda que somos canales, que cuando dejamos que esa fuerza nos atraviese y creamos, nos sentimos parte del todo. Dejamos ir a nuestro yo productor, y eso hace que nuestra identificación con ese yo se diluya un poco.
Lo paradójico de la productividad dentro de la creatividad es que se activa, en contra de todo pronóstico, cuando dejamos ir la necesidad de producir. El ejemplo más básico y que cualquier humano ha experimentado es cuando nos tomamos un descanso y centramos nuestra atención en otras actividades, una vez volvemos a nuestro trabajo la mente es más ágil y las ideas fluyen con facilidad.
Pero esta productividad natural no dura eternamente y es en parte fruto del momento en que tanto nuestro cuerpo como nuestra mente están descansados. La verdad es que no existe ningún truco mágico para hacer todo en 2 segundos y de manera perfecta. Lo único que podemos esperar es ser consciente de nuestras expectativas e intentar aportar un poco de respeto por nosotras mismas.
La creatividad necesita espacios en los que expandirse y sentirse libre, explotarla solo nos lleva a bloquearnos, estar despiertas a nuestras emociones nos ayuda a identificar cuando estamos llegando a un punto de saturación para así pararlo antes de que sea demasiado tarde. Tomarnos un tiempo, centrar nuestra atención en otras cosas y liberar la tensión de lo que estamos haciendo.
En este caso, igual que en muchos otros, la verdad es que autoconocimiento es poder, cuanto más nos conozcamos más sencillo será todo, si sabemos qué situaciones o cosas nos activan, características nos desmotivan, qué herramientas nos ayudan a conectar o qué podemos hacer en situaciones de saturación para devolvernos a nuestro centro, sabremos darnos lo que necesitamos.
Lo mas importante es responder a nuestra voz interna y no a expectativas que otros tengan sobre nosotras, es nuestro camino y nuestras son las consecuencias, para bien o para mal, solo nosotras tenemos las respuestas.
Todo esto es muy facil olvidarlo, pero recordarlo es parte del juego. Y sé que no seré la única que al verse inmersa en el caos en el que vivimos desde hace casi tres años se da cuenta que ha llegado el momento de permitirse ser lo más multidimensional posible, dejar atrás todas las etiquetas y los filtros del yo soy a los que nos vinculábamos en el pasado y que necesitábamos para sostener nuestra persona, empezar a ser solo por el placer de ser y existir, y así dejar que el resto de las cosas que nos pasan sean solo consecuencias lógicas de nuestra existencia.